miércoles, 29 de febrero de 2012

CAPÍTULO IX (continuación): Antecesores de Gómez-Moreno

[ -Recogemos las páginas principales del libro "Textos iberos" (en imágenes); resumiendo a su lado el contenido, para quienes no tuvieran tiempo de leer las hojas escaneadas. Tras ello y en virtud de lo que se va exponiendo, añadimos nuestros comentarios y teorías. Opiniones personales, disertaciones e hipótesis sobre lo dictado en el libro, que incluimos en párrafos continuados a las fotos y en letra cursiva. Teorías propias que en algunos casos estarán de acuerdo con las incluidas en el texto que resumimos, aunque en otros, serán muy distintas-.]

AL LADO: Imágen de la hoja del capítulo IX, donde Mario Gómez- Morán continua destacando los más importantes investigadores que estudiaron el alfabeto ibero y llegaron a concretar sus valores. Comienza, explicando las enormes aportaciones de Zóbel, a quien se debe la idea del alfasilabario tanto como gran parte de los mayores progresos sobre el significado de la epigrafía y de los signos ibéricos (realizados hasta su tiempo). Tras ello menciona a otros estudiosos como: K. Ludwig Grotefend; Antonio Delgado (uno de los más importantes especialistas en numismática) y Emil Hubner, quien vino a España enviado por Mommsen y colaboró estrechamente con los españoles en hallazgos tan importantes como lo fue el Cerro de los Santos.



Hablábamos en nuestras entradas anteriores sobre la permanencia de las formas a lo largo de los tiempos. Es este un tema que repetidamente hemos tratado con expertos e historiadores y han sido los arqueólogos y etnógrafos quienes más aseveran que algunas modas (y modos) han permanecido durante milenios. Nos referimos con ello, a los diseños de objetos sagrados o votivos, que principalmente variaron tan solo cuando se modificó la religión o la Sociedad; aunque entre el pueblo y en los modelos de enseres "magicos" en muchos casos parece que no se produjo alteración alguna durante milenios. Ello especialmente se puede observar en las joyas, en los adornos y en la moda de las culturas antiguas y populares, que se han conservado a veces intactas durante más de tres o cuatro mil años. Un hecho este que hemos tratado con expertos en el tema, tales como Carlos Piñel (director del Museo Etnográfico de Castilla y León); quien nos ha confirmado que tal como él estudió -y Luis Cortés también pudo demostrar-, en el mundo pastoril los modelos y diseños a veces tienen más de treinta siglos.

Puesto que aquellas culturas populares ancestrales, conservan en sus adornos y diseños -de las joyas, o en las formas de tallar los aperos de trabajo y del hogar-; tipos que numerosas veces pertenecen al mundo celta, al prerromano y normalmente al romano (apareciendo incluso en algunos casos diseños pertenecientes al megalitismo). Algo que quizás nos puede parecer imposible y que muchos han "achacado" a la mera imitación de un objeto encontrado en determinadas épocas muy posteriores. Más ello es imposible, puesto que no puede imitarse lo que no se conoce. De tal modo, aquellas teorías que mantienen -por ejemplo-, que el traje y peinados de la albercana, o de la fallera, tuvieron influencia de los hallazgos arqueológicos en los que las mujeres iberas iban de esta manera ataviada. Desconocen que antes de que la dama de Elche fuera encontrada (en 1897), o el Cerro de los Santos excavado (desde 1860); las mujeres de nuestra tierra ya vestían así (algo que se sabe hacían desde cientos de años atrás). Tanto como las joyas españolas eran desde tiempos inmemoriales muy similares a las que habían lucido las damas prerromanas de la Península (que comenzaron a estudiarse en el siglo XIX). Todo ello un misterio que a veces hizo hasta dudar de la autenticidad de las piezas a quienes las hallaban, puesto que tras dias de excavación se encontraban que naciendo de la tierra unas esculturas que bien parecían los retratos mujeres salmantinas, maragatas o valencianas de su tiempo.

Pero ello es tan solo la demostración de lo que muchos afirman y que personalidades como Luis Cortés o Carlos Piñel, mantuvieron y mantienen. Afirmando que en algunos casos la "moda", la orfebrería, o los adornos de objetos rituales (del hogar o del trabajo); se han mantenido intactos durante milenios. Algo que para poder entenderlo bastaría con observar lo que sucede entre el clero (de todos los lugares y tiempos). Puesto que los sacerdotes -se cual fuere su credo, o su época-, mantienen las formas de vestir, de vivir y sus ornamentos por los siglos de los siglos. Tanto como esas personas dedicadas a la religión, comunemente desean que pervivan unos mismos objetos sin variar sus formas, manteniendo un similar significado y adornándolos de manera muy parecida. Siendo casi igual muchos de los enseres sacros usados antiguamente (milenios atrás), a los que hoy en día se utilizan. Llegando a ataviarse un obispo actualmente casi de manera igual a como lo hacían los monseñores mil años atrás: Luciendo báculo, anillo, mitra y traje talar. Atributos que si los analizamos, también los encontraremos casi exactos en otros sacerdotes de hace treinta o cuarenta siglos (baste para ello estudiar las vestimentas de los reyes y el clero hitita, que igualmente llevaban el báculo, el anillo, la mitra y la túnica).

Pudiéramos considerar que esta pervivencia en las formas, modas y modos del clero puede responder al tipo de mentalidad conservadora de este estamento. Más antaño, todos los estamentos y gremios sociales intentaban conservar de idéntica manera su estatus, para distinguirse y sobrevivir. Por lo que todos ellos habían de permanecer activos, repitiendo el modo de vida de sus antecesores y dándolo en herencia a sus sucesores. Algo que llevaba al continuo repetir de la vida y a una constante reposición y recreación de los mismos modelos y maneras. De ello, que los trajes, las joyas, el significado de las prendas, el diseño de los objetos y el modo de vestir; hubieran de permanecer iguales por los tiempos de los tiempos. Consecuentemente enseres tan comunenes como los espejos, los cinturones, la orfebrería, los aperos, los objetos del hogar, los paños para cubrirse, el calzado, los sombreros y hasta el peinador; contenían una carga simbólica y social, que les obligaba a repetirse y apenas transformarse. Así era y así fué la vida hasta hace muy poco; conformada por costumbres que hoy tan solo perviven en algunas profesiones muy contactadas con el pasado, como puede observarse en la de torero -matador que no puede cambiar de traje, de capa y ni siquiera prescindir del moño; puesto que solo aquello (quitarse la moñeta) sería un acto que significa dejar de torear: "Cortarse la coleta"-.

BAJO Y JUNTO A ESTAS LINEAS: Al lado, detalle de la parte superior de una de las piezas más importantes del Cerro de los Santos: La Dama Oferente en pie. Observamos en ella los detalles de la bellísima moda ibérica femenina, de gran influencia oriental; pero que en la Península también tienen unos caracteres propios. Formas de vestir y adornarse enormemente favorecedores y elegantes -tanto que propondríamos a algún modista hispano realizar una linea de trajes inspirados en estos modelos ibéricos de mujer-. Podemos ver a esta Dama repleta de joyas, entre las que destacan los collares y el gran pendiente-rodete; de los que tristemente tan solo han llegado hasta nosotros apenas algunas piezas (de toda esta orfebrería ibera que en las esculturas prerromanas lucen las féminas peninsulares "por kilos"). Conservándose tan solo a dia de hoy algunas diademas y unos pocos citurones -como las de los tesoros de Denia o La Aliseda-. Pese a ello, si nos planteáramos qué moda o qué tipología contienen los adornos que llevan esas esculturas prerromanas; la única contestación sería la de que se trata de una moda autóctona. Bastando para demostrarlo, recordar como se engalanan comunente las mujeres de zonas donde se han conservado nuestras costumbres antiguas (como lo es: Levante o la zona Norte de La Ruta de la Plata).

ABAJO: Matrimonio maragato, retratado hacia 1878 por Laurent (tomado del libro "La Belleza que protege", de Carlos Piñel; Caja España, Zamora 1998). Traemos esta imagen a nuestro blog, puesto que la foto fue hecha en fechas y dias en los que se estaban descubriendo y estudiando las esculturas del Cerro de los Santos (de las que algunas ya dijimos resultaron ser falsas, pero la gran mayoría constituyen un maravilloso patrimonio arqueológico). Muchos historiadores extranjeros del siglo XIX, desconfiaron de la autenticidad de las piezas iberas halladas; datándolas en época coetánea al llevar aquellas una moda y unas formas de vestir casi iguales a las que tenían los españoles por entonces. Pese a ello, la arqueología moderna ha demostrado que aquellas esculturas tenían más de dosmil años, lo que obliga a pensar que la costumbre de ataviarse así -igualmente- contiene veinte o veinticinco siglos de antigüedad (al menos). Algo que nos hace reflexionar, preguntándonos si muchas otras costumbres hispanas, que vemos ya manifiestamente en la arqueología, han de ser forzosamente heredadas de épocas prerromanas. Pues sabido y admitido es que algunas, como la deificación de los toros, la tauromaquia, o la cría del cerdo (la matanza y la manufacturación de embutidos). Ya se mencionan entre los iberos, teniéndose por formas de vida heredadas desde aquella época. Siendo más que evidente que la joyería, o las vestimentas antiguas que aún perviven en zonas como La Ruta de la Plata, o del Levante, igualmente tienen un mismo origen. Lo que nos hace intuir (o concluir) en la posibilidad más que cierta, de que una lengua antecesora del vascuence fuera el idioma que comunmente se hablaba en toda la Península -antes de la llegada de los Romanos-. Lengua que seguramente tuvo una misma procedencia, Historia y significado que todas estas otras costumbres ibéricas, de las que muchas aún han llegado vivas hasta nuestras tierras.




AL LADO: Hoja final de este capítulo IX en el que nos habla de Pio Beltrán Villagrasa, catedrático de matemáticas y académico de la Historia. Quien sería el antecesor último de Gómez-Moreno y al que se debe el desciframiento de los valores del alfasilabario oriental. Valores del alfabeto ibérico, que finalmente determina sobre 1961 de manera que se considera "exacta", el mencionado Manuel Gómez-Moreno.

Dejábamos en la entrada anterior una pregunta sin responder sobre el significado de la aparición de un alfasilabario en la Península ibérica, hace casi tres mil años. Un alfabeto mezclado con sílabas escritas, que no existe más que en nuestras tierras; ello porque en otros lugares del Mediterraneo el modo de redactar los idiomas fue: O alfabético, o bien silábico (al margen de los pictográficos o jeroglíficos, cuneiformes etc). De tal manera, sabemos que el silábico es un extraño modo de escritura muy similar (por no decir casi igual) a la Hiragana y Katakana japonesas. Método que consiste en tener un símbolo para cada una de las cinco vocales y tras ello asignar un signo a cada sílaba -ta,ti,tu,te,to; la, li,lu,le lo y así sucesivamente para todos los fonemas de consonante con vocal-. El total de caracteres se conforma en virtud de las consonantes que tenga el idioma; y como normalmente supera las doce letras, se producen un mínimo de sesenta o setenta signos en un silabario.


La Hiragana y Katakana japonesas son ciertamente modernas, pero la historia de estos alfasilabarios en el Mediterráneo es antiquísima; pudiendo ser considerados la forma más antigua de escritura, después de la egipcia. Su origen está en Creta y procede de una primera forma de redactar documentos (o cuentas minóicas) que se inicia ya en el III milenio a.C.. Esta manera inicial de escribir en aquella isla era muy similar a la egipcia, pero con jeroglíficos propiamente cretenses. Algo que parece fue derivando hacia un sistema en el que cada dibujito o ideograma (llamados pictogramas) terminó por comprenderse como una sílaba -correspondiendo esta a sus iniciales-. Es decir, de algo que se pintaba y parecía un perro, terminarían tomando el primer fonema, para quedár en este caso interpretado el pictograma de "perro" tan solo por "PE". De ello, asignando a cada sílaba un dibujo que correspondiera con sus iniciales, terminaron por crear el llamado "Silábico A" (que ya se escribía a comienzos del II milenio a.C.).



Siglos después, aquellos pictogramas o dibujitos fueron simplificándose hasta llegar a conformarse en unos pocos trazos (del mismo modo que se simplificó el Kanji chino); de lo que surge el paso del "Lineal A", hasta el heredado "Lineal B" (que es prácticamente igual y tan solo se diferencia ya en el idioma hablado en que se escribe). Ello sucede tras la caida del Imperio Minoico, hacia el 1650 a.C.; y es cuando la escritura cretense se establece en este sistema conocido como "Lineal B". Un método que siguió en vigor y en uso hasta la caida plena del Minoico y el comienzo del periodo heleno de la isla; lo que sucede en el año 1100 a.c.. Por su parte, siglos antes, este "Lineal B" se había exportado a la vecina isla de Chipre, que adopta el sistema y desarrolla un silábico propio, denominado "silábico chipriota" (tambien usado y en vigor desde el 1500 al 1100 a.C. -aproximadamente-). De todo ello, podemos afirmar que las únicas culturas que tenían una escritura silábica (similar a la ibérica y en forma no pictográfica) en la Antigüedad, fueron estas nacidas de Creta y de Chipre.


Decimos no pictográfica, porque al parecer, tras la caida y destrucción de Creta algunos de los minoicos asentados en Anatolia debieron exportar su modo de vida y de escribir al imperio Hitita. Tanto que los hititas desarrollaron un método similar por sílabas partiendo de pictogramas de Creta; escribiendo de manera muy parecida desde el 1400 hasta el 700 a.C., a como los minoicos lo habían hecho durante el III milenio a.C. Pese a ello, este pictográfico hitita no es un silabario pleno (con signos) ni menos se relaciona con el alfasilabario ibérico (tal como podemos ver en las imágene de abajo).

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, comparación de pictográficos hititas (luwio) y cretenses; tanto como simplificación de signos hasta formarse el pictográfico minoico, al "Lineal A" (gráfico tomado de la página de PÖEL, "promotora lingüistica española; a los que agradecemos nos permitan hacer uso de este dibujo).
ABAJO: Algunos de los símbolos hititas del pictográfico silábico (pintados por mi mano). Observamos claramente que nada tienen que ver con el sistema de signos ibéricos; pese a que los dos (el nuestro y el hitita) puedan tener como origen común el mismo sistema: El "Lineal A y B" de Creta.

Por cuanto vamos narrando, parece más que probable (sino más bien sería decir "cierto"), que el método ibérico de redactar su idioma fue importado a la Península desde aquellas dos islas; puesto que en casi ningún otro lugar hubo un sistema silábico. Tanto es así que ni los griegos escribieron en sílabas (sinó con letras, al modo fenicio) y tan solo los hititas y luego los neohititas (Luwios y etc) mantuvieron un medio similar. Pero como ya hemos dicho en forma de pictogramas; escritura que además mezclaban con el cuneiforme semítico (por lo que es muy compleja y en nada se relaciona con el alfasilabario ibero). De todo ello, personalmente nos atrevemos a afirmar que esta escritura prerromana de nuestra tierra fue traida seguramente desde Creta o de Chipre, en los años en los que comenzó a desarrolarse aquí. Tiempo que comprende un periodo que va desde el siglo X al VIII a.C. y que curiosamente se corresponde con aquel en el que los eteochipriotas o los eteocretenses fueron expulsados de sus tierras -por los que después se llamarían griegos-. Ya que desde el siglo XI a.C., los habitantes autóctonos y las gentes herederas de culturas descendientes de la minoicoa y de las del Bronce en estas dos islas; fueron expulsados o sustituidos ya por los venidos desde la Hélade.


Es aquí, en esta época (desde el siglo XI a.C.) cuando creemos que hubieron de venir en masa poblaciones huidas de Creta y de Chipre, llegando hasta nuestras tierras (con las que antes habían comerciado) para refugiarse en ellas. Hechos que suceden durante los siglos en los que la profusión y dominio pleno del hierro (junto a la aparición por el Mediterraneo Este de los Dorios), hizo caer los últimos baluartes de lugares en los que Micenas se había mezclado con las culturas mas antiguas (como la minoica). Así, aquellos que luego se denominaron griegos irían expulsando o empujando desde ese siglo XI a.C. primero a los habitantes de las Cícladas y luego a los de Creta y Chipre; quienes hubieron de buscar refugio en otros lugares. Siendo esta (en nuestro opinión) el origen de las civilizaciones que se inician desde ese periodo en las costas peninsulares; culturas y gentes que una vez establecidas en nuestras tierras, de seguro muy pronto tomaron contacto con Fenicia, para comerciar y reestablecer el comercio con el Oriente Mediterraneo. Iniciándose en estos siglos la colonización púnica, tanto como el principio o la fundación de civilizaciones peninsulares tales como Tartessos (que en nuestra opinión es heredera directa de Creta y nace por los motivos anteriormente descritos: La expulsión por los dorios, de las antiguas gentes establecidas en las Cícladas, en el Egeo, Chipre y Creta).


Todo ello creemos que genera en la Península la escitura; en un sistema que evidentemente adopta una fòrmula similar a la que le tenían aquellos que la inician: El silábico cretochipriota. Aunque el cambio de valor que hay signos (distintos a los de aquellas islas) y la pérdida de muchos de ellos, tanto como la introducción de vocales en "letra" (sin precisar de silábico), consideramos que nos habla de que el alfasilabario ibérico ya se desarrolla en época tardía -cien o doscientos años después de la caida de Creta en manos de los griegos-. Y ya un tiempo en el que los fenicios habían divulgado su alefato; un alfabeto por letras (tras el siglo IX a.C.). De tal manera, creemos que los iberos habrían adoptado un sistema intermedio, entre el alfabeto púnico (de algun modo "recién" inventado o divulgado, por aquel entonces); y el silábico cretochipriota: El alfasilabario nacido desde el siglo IX al VIII a.C. en el Sur Peninsular.


BAJO ESTAS LINEAS Y JUNTO A ELLAS: Al lado, cabeza del siglo IV a.C, procedente del Cerro de los Santos (propiedad del Museo Arqueológico Nacional al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos que el parecido de estas piezas con el arte chipriota es enorme; ello porque seguramente aún en estos siglos tenía un gran nexo de unión el Egeo, con los puertos griegos del Levante (que distan del Cerro de los Santos muy pocas jornadas). No olvidemos que desde Creta o Chipre, a las costas de Iberia se podía tardar navegando en aquella época, unas dos o tres semanas -en un viaje con bastante seguridad, puesto que apenas había entonces tráfico marítimo. Mientras, era prácticamente imposible transportar las mercancías por tierra (aunque solo fuera unas decenas de kilómetros); al carecerse de caminos y estar los pocos existentes plenos de asaltantes o de gobernantes dispuestos a quedarse con aquellas-.

ABAJO: Litografía publicada por Juan de Dios de Rada en "Antigüedades del Cerro de los Santos, en término de Montealegre, conocido vulgarmente bajo la denominación de antigüedades de Yecla" (editada por Museo Español de Antigüedades, VI, en 1.875). En ella se recogen varias cabezas de hombre halladas pocos años antes en el Cerro de los Santos, cuyo parecido con el arte chipriota es bastante cierto (tanto como se corresponden en modas y peinados). Hemos de decir, que quitando la escultura central (A 24) el resto eran auténticas y ciertamente tienen un estilo egipciante y greco arcaico, que mucho se nos asemejan a todo el arte chiprominoico de igual época.




JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, cabeza de dama chipriota fechada en el siglo V a.C. (pertenece a la Boissé colección, a la qu agradecemos nos permita divulgar su imagen). Observemos el parecido con las figuras del Cerro de los Santos.
ABAJO: Otro ejemplo de retrato chipriota de época cercana al Cerro de los Santos. Se trata de la cabeza de un hombre en caliza, fechada hacia el siglo III a.C, y hallada en 1965 (fue expuesta y fotografiada en 1971). Observemos el enorme parecido entre esta estatuaria creto-chipriota de los siglos VI al III a.C. y la ibérica coetánea (algo que iremos destacando en otras entardas).










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